El Sábado hice llorar a mi mamá. No la hice llorar de tristeza, la hice llorar de felicidad, o la hice llorar de tristeza y felicidad al mismo tiempo.
Mi mamá llegó el Jueves en la noche. El viernes fue feriado y lo pasamos descansando y disfrutando el clima. El Sábado fue más interesante. Llevamos a mi mamá al supermercado y le dijimos que agarrara todo lo que quisiera, la única condición es que lo teniamos que comer o usar y no se iba a desperdiciar.
Nosotros no compramos las carnes (carne, pollo, pescado, jamón) en el supermercado sino que lo hacemos en un lugar especializado. La comida es más fresca y más barata porque todo es local. Luego del supermercado fuimos allí y le dijimos lo mismo a mi mamá: Escoge lo que quieras.
Lo primero que hizo alli fue ir a la sección de pescado. Agarró salmón ahumado que tanto queria, compramos salmón para cocinar y vió el atun y se enamoró, asi que pedimos 2 piezas de atún. Aqui ya empezó a abrazarme y a estar tan emocionada que no cabia en si misma. De alli fuimos a la carne, el pollo y el jamón y todo fue normal.
Al final de todo eso la vimos viendo las salsas y preguntamos que estaba buscando y dijo salsa Tartara. Josh se la consiguió y mi mamá se alegró y empezó a buscarle el precio "a ver a cuanto sale". Yo se la quité de las manos, se la di a a Josh para que la pusiera en el carrito y le dije a mi mamá "no importa el precio. Tu a mi me enseñaste antes de todo el desastre en Venezuela que a la comida no se le ve el precio, aquí no tienes que hacer eso". Dios, alli se me puso a llorar con esa expresión de una persona que ha tenido sed por mucho tiempo y por fin puede tomar agua. El alivio de estar aqui, la tristeza de Venezuela, la alegria de que podemos darle eso, el respiro para el que se ahoga.
Cuando nos acercamos a pagar, le recordé el trato que habiamos hecho, "aqui ella no paga nada". Le dimos una tarjeta de crédito y efectivo y le dijimos que no usara su dinero. Cuando fuimos a pagar, saca mi tarjeta de crédito, me ve con ojos de perrito regañado y me pregunta "de verdad no me van a dejar pagar nada con mi dinero?" y le dije que no, que ese dinero les costó mucho conseguirlo y el nuestro gracias a Dios era "fácil", nos toca a nosotros ayudarlos. Y alli se me puso a llorar de nuevo mientras pagaba con su nueva tarjeta de crédito de la que no se debe preocupar.
El Sábado hice llorar a mi mamá. Dandole comida y diciendole que no se preocupara por el dinero, ella está aqui para relajarse, comer lo que quiera y descansar. Mi corazón se parte.